
Glorioso Arcángel Miguel, príncipe de las milicias celestiales, defiéndenos contra todos nuestros enemigos visibles e invisibles, ¡y no permitas que caigamos jamás bajo su cruel tiranía! Amén.
San Miguel Arcángel, tu que eres príncipe de las milicias celestiales vencedor del dragón infernal, recibiste de Dios la fuerza y el poder de aniquilar con la humildad, el orgullo de las potencias de las tinieblas. Te lo suplicamos: obtén para nosotros una verdadera humildad de corazón, una confianza inquebrantable en querer cumplir siempre la Voluntad de Dios, y un firme coraje en el sufrimiento y la miseria.
Se nuestro apoyo delante de la trinidad de Dios. Amén.
San Miguel Arcángel acláranos con tu luz.
San Miguel Arcángel con tu luz alas protégenos.
San Miguel Arcángel con tu espada defiéndenos.
Fuente: Libro: San Miguel, ¿Quién como Dios?, Fundación Jesús de la misericordia.
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